De la samba al Amazonas (Brasil)
- Manu Molina
- 8 abr
- 6 Min. de lectura
Brasil es un país que no se entiende solo con los ojos. Hay que escucharlo, saborearlo, sentirlo en la piel. Desde las playas doradas de Río hasta las profundidades verdes del Amazonas, este viaje fue una inmersión total en la cultura, la naturaleza y el corazón vibrante de uno de los países más fascinantes del mundo.
Más allá de los paisajes y de las actividades, lo que hizo único este viaje fue el grupo. Compartimos risas, descubrimientos, sorpresas y hasta alguna que otra lágrima de emoción. Nos convertimos en cómplices de una aventura irrepetible. Y eso, quizá, es lo más valioso: la comunidad que se forma cuando viajas con propósito.

Brasil nos enseñó que el viaje no termina cuando regresamos. Porque uno no vuelve igual después de sentir la tierra vibrar bajo las cataratas, después de bailar samba con una escuela del carnaval, después de ver los ojos de una niña indígena en la selva.
Uno no vuelve igual… y eso es maravilloso. ¡Allá vamos!
Plan de Vuelos
Madrid → Río de Janeiro
Río de Janeiro → Foz de Iguazú
Foz → Manaus (con escala en São Paulo)
Manaus → São Paulo
São Paulo → Madrid

Río de Janeiro: El ritmo de la vida
Aterrizamos en Río de Janeiro y, desde el primer instante, supimos que esta ciudad tiene un pulso propio. Nos recibió la brisa del Atlántico en Copacabana y el cielo encendido sobre el Pan de Azúcar, donde subimos en teleférico hasta contemplar la ciudad como si fuera un mapa de emociones.
Después, una clase de caipirinhas (¡la de maracuyá fue la favorita!), un almuerzo frente a la bahía y el atardecer en el Corcovado, bajo los brazos abiertos del Cristo Redentor. Cerramos el día bailando en el mítico Rio Scenarium, donde cada rincón es un museo bohemio con ritmo de samba.
Pero Río aún guardaba más. Paseamos por las escaleras de Selarón, nos perdimos en los colores de Lapa, probamos una auténtica feijoada en Marina da Glória y exploramos Santa Teresa, ese barrio que mezcla arte callejero y casonas coloniales con un encanto irresistible. Y claro, no podía faltar una experiencia inolvidable: el Carnival Experience, donde bailamos, tocamos tambores y nos vestimos con el alma del carnaval.
Río de janeiro (4 días)
Día 1
Subida al Pan de Azúcar
Almuerzo con vistas
Paseo por Ipanema
Barrio de Lapa (acueducto, catedral, zona de ocio)
Día 2
Carnival Experience (visita + taller)
Almuerzo tradicional
Escalera de Selarón
Barrio bohemio de Santa Teresa (tarde-noche)
Día 3
Subida al Corcovado y Cristo Redentor
Mirador de favelas (Mirante dos Prazeres)
Almuerzo
Playa de Copacabana
Día 4
Paseo en helicóptero
Visita al estadio Maracaná
Almuerzo en Playa de Leblon
Paseo en barco por la bahía
Iguazú: La fuerza de la naturaleza
Volamos al sur para encontrar otro Brasil: el de la selva subtropical y las Cataratas de Iguazú, una de las 7 maravillas naturales del mundo. Primero, el lado brasileño, con sus miradores que nos hicieron sentir diminutos frente a tanta inmensidad. Después, el Macuco Safari, una aventura entre jeep, caminata y bote que nos llevó directo al corazón rugiente de las cascadas.
Y aún quedaba más. Cruzamos al lado argentino, donde las pasarelas nos pusieron frente a frente con la Garganta del Diablo. Un espectáculo en el que el agua y la selva parecían celebrar su eterna danza. De regreso, visitamos el Parque de las Aves y, quienes se animaron, vivieron el privilegio de ver las cataratas desde el cielo en helicóptero. Sin palabras.
Foz de iguazú (3 días)
Día 1
Visita al lado brasileño de las cataratas
Almuerzo dentro del parque
Visita al Parque de las Aves (opcional)
Hito de las Tres Fronteras
Día 2
Cataratas del lado argentino
Almuerzo en el parque
Navegación a la Garganta del Diablo (Gran Aventura Argentina)
Día 3
Sobrevuelo en helicóptero

Manaus y el Amazonas: El latido verde
Nuestro siguiente destino: Manaus, la capital del Amazonas. Allí recorrimos mercados, teatros y palacios coloniales antes de embarcarnos en una lancha hacia el encuentro de los ríos Negro y Solimões. Dos aguas que se rozan sin mezclarse, como si se saludaran en su viaje hacia convertirse en el Amazonas.
Nos adentramos en la selva. Dormimos en lodges perdidos entre los árboles, avistamos caimanes, pescamos pirañas, caminamos entre raíces gigantes y compartimos momentos con comunidades locales. El amanecer en canoa, rodeados de silencio y de pájaros que despertaban al ritmo del sol, fue un regalo que jamás olvidaremos.
Manaus y amazonas (4 días)
Día 1
Visita cultural en Manaus (media jornada)
Almuerzo en el centro histórico
Encuentro de las aguas (ríos Negro y Solimões)
Cena en el lodge amazónico
Día 2
Caminata por la selva
Almuerzo en lodge
Visita a comunidad nativa y pesca de pirañas
Navegación al atardecer
Cena en el lodge
Día 3
Navegación al amanecer
Baño en el río
Visita al pueblo de Acajatuba
Cena en Acajatuba (tarde/noche)
Día 4
Recorrido por igarapés y canales amazónicos
Taller de técnicas de supervivencia en la selva
Regreso a Manaus y vuelo

São paulo: El brasil urbano
La última parada fue São Paulo. Una ciudad que late con otro ritmo, más urbano, más frenético, pero igual de fascinante. Paseamos por el Beco do Batman, nos maravillamos con la Catedral da Sé y el Parque Ibirapuera, y sentimos cómo la historia y la modernidad se entrelazan en esta megalópolis sorprendente.
Recorrimos tiendas alternativas, admiramos arte urbano, saboreamos los últimos sabores de Brasil y nos despedimos con esa sensación agridulce de quien ha vivido mucho… pero aún quiere más.
São paulo (2 días)
Día 1
Visita a la Parroquia de Nuestra Señora de Brasil
Catedral da Sé
Almuerzo y paseo por la Avenida Paulista
Tarde/noche en Vila Magdalena y Beco do Batman
Día 2
Paseo por el Parque Ibirapuera
Monumento a las Banderas
Almuerzo en el Mercado Municipal de São Paulo
Vuelo de regreso
Sabores, ritmos y curiosidades del brasil más auténtico
Un viaje a Brasil no solo se mide en kilómetros recorridos, sino también en bocados sabrosos, ritmos que se te pegan al cuerpo y gestos cotidianos que revelan la identidad de un país donde la alegría es una forma de resistencia y celebración.
Gastronomía: del fuego al corazón
Feijoada: Considerado el plato nacional, la feijoada es un festín de frijoles negros, carne de cerdo, arroz, farofa (harina de yuca tostada) y col rizada. Tradicionalmente se sirve los miércoles y sábados, y no es solo una comida: es un ritual de reunión, charla y sobremesa prolongada.
Rodízio: Una experiencia única. Te sientas… y no paras de comer. Espadas cargadas de cortes de carne pasan de mesa en mesa mientras decides con un gesto si quieres más o si necesitas una tregua. No apto para indecisos ni estómagos tímidos.
Pão de queijo: Pequeños bollitos de queso con masa de mandioca. Crujientes por fuera, suaves por dentro. Son el “snack nacional” y una delicia imposible de comer solo uno.
Moqueca: Un guiso de pescado o mariscos cocinado lentamente con leche de coco, pimientos y aceite de dendê. Especialmente sabroso en Bahía o Espírito Santo, donde cada estado defiende con pasión su versión.
Bebidas y cócteles: tropicales y adictivos
Caipirinh: La reina absoluta. Cachaça, lima, azúcar y hielo. Refrescante, potente y brasileñísima. La versión de maracuyá fue la favorita del grupo, pero también las hay de fresa, kiwi o incluso de uva.
Suco natural: Brasil es un paraíso de frutas exóticas: açai, guaraná, cupuaçu, graviola, pitanga… Los jugos se preparan al momento, son súper sabrosos y una excusa perfecta para probar cada día una fruta nueva.
Cerveja gelada: La cerveza aquí se toma tan fría que llega a hacer escarcha en el vaso. Las marcas locales como Brahma, Skol o Antarctica están en todos los bares, y se sirven siempre acompañadas de buena charla.
Música y baile: donde el cuerpo manda
Samba: Más que un baile, es el alma de Brasil. Nació en las comunidades afrobrasileñas y hoy es símbolo de resistencia, identidad y alegría. La vivimos en primera persona en el Carnival Experience, donde aprendimos a mover los pies… y a sentir el ritmo desde dentro.
Forró, axé y funk carioca: Brasil no tiene un solo ritmo. En el noreste, el forró suena en cada esquina con su acordeón hipnótico. En Bahía, el axé mueve multitudes en carnavales. Y en Río, el funk carioca es la voz cruda y potente de las favelas.
Carnaval: Se dice que en Brasil hay tres estaciones: verano, invierno… y Carnaval. Es la fiesta mayor, una explosión de música, color, lentejuelas y orgullo cultural. Pero también es un trabajo de todo el año en cada escuela de samba, donde cada detalle importa.
Costumbres, expresiones y detalles que amamos
Saudade: Una palabra que no se puede traducir, solo sentir. Es nostalgia, es amor que se echa de menos, es ese huequito en el corazón cuando se acaba un viaje como este.
Tudo bem?: La forma más habitual de saludar. Aunque no esperes una respuesta literal: muchas veces es simplemente una manera cariñosa de decir “hola”.
Las lluvias tropicales: En la Amazonía aprendimos que la lluvia no es obstáculo, sino parte del espectáculo. Las tormentas caen con fuerza y desaparecen igual de rápido, dejando el aire limpio y la selva aún más viva.
La selva como maestra: Dormir en un lodge, escuchar el sonido de la noche, observar un amanecer en canoa o aprender técnicas de supervivencia nos conectó con la parte más salvaje —y sabia— del planeta.
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