Seguro que muchos coincidiréis con esta afirmación, las abuelas son las mejores chef que uno encuentra en su vida. He tratado de saber el secreto durante años y las mías siempre me decían lo mismo, el secreto está en cocinar con amor. La cocina entiende de sentimientos, de mimo, de cariño a la hora de seleccionar los productos y de ternura en el emplatado.
Para los disfrutones, como diría nuestro amigo Alberto, ir a un estrella Michelín es como escaparse a un parque de atracciones. Queremos sentir emociones, que se nos erice la piel y se retuerza de placer el estómago.
Con esas inquietudes llegamos al Restaurante Angle, una propuesta de Jordi Cruz ubicada en el Hotel Cram en Barcelona. Un espacio elegante que te hace sentir cómodo desde tu llegada.
Reconozco que no me sorprendió mucho ver a Alberto Durá con su gorro de chef. Quizás por las miles de fotos que he visto por las redes o por lo habituado que estoy a verlo con su gorro de la suerte en las Fiestas del Cristo.
El primer acto ocurre en una barra, con un ambiente distendido pero muy cuidado, con la interacción directa del chef y de su equipo. Un gesto de cercanía que rompe cualquier timidez o miedo escénico.
El segundo acto, el que te termina de conquistar, ocurre arriba en el restaurante. Recién reformado, presenta un espacio elegante y confortable. Te dejas llevar, te cuidan, te explican, te crean in situ, te recreas...todo ocurre bajo un servicio excelente y un purismo en los procesos que te resalta lo importante que es para el equipo el comensal.
Y ese compromiso queda reflejado en la predisposición del equipo en adaptar tu experiencia a tus intolerancias, algo que no todos los restaurantes con estrella pueden defender.
Un pase realizado con sentido, ligando los sabores y explicando al comensal el por qué.
Mi intuición me dice que la segunda estrella Michelín está en camino, me parecería muy merecida viendo la gran labor que está realizando el equipo de Jordi Cruz en Angle. Y con ella, llegarán nuevas evoluciones y retos porque la cocina no deja de reinventarse.
Restaurante Angle Barcelona (Carrer d'Aragó, 214)