Gestando la última reunión “previaje” con el grupo, mientras buscaba previsiones meteorológicas en destino, localicé una frase de Mahatma Gandhi que me impactó y que me llevé apuntada en mi cuaderno de viaje: “Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre”. Quizás no era consciente en ese momento de la similitud que aquella frase y el país de destino, la India, tienen.
Antes de nada, me gustaría poner a los lectores en situación: Soy Manu Molina, un viajero adicto que ha tenido la fortuna de dedicarse a su pasión, los viajes. Al igual que otros muchos compañeros de B the travel brand, he tenido el placer de poder acompañar a grupos de clientes por muchos rincones del mundo, viviendo experiencias que te dejan miles de anécdotas y momentos irrepetibles grabados en la mente.
La India es un plato que se digiere poco a poco, por lo que la mayoría de viajeros comienzan saboreando el triángulo de oro que lo forman las ciudades de Delhi, Jaipur y Agra. Eso sí, la India consigue que sus enamorados traten de contagiar con ímpetu su pasión al resto del mundo.
A menudo los viajeros se preguntan si están preparados para viajar a la India. Personalmente, y después de haber repetido, creo que nadie lo está, pero nos hacemos a nosotros mismos durante el viaje. Es un proceso de ver, sentir y analizar. Y estas sensaciones se plasman claramente a cada paso, en los silencios y en las emociones que se viven.
Yudhister Singh Kheechee, uno de nuestros guías en español en destino, tiene una gran facilidad para contar con incertidumbre las tradiciones de su país, aunque las favoritas por los viajeros son las eternas e inacabables bodas y los respetuosos y sensibles funerales que veneran en el Ganges. Los sistemas de las castas, aquellas que marcan que según en la familia en la que naces así vives, los matrimonios arreglados por las familias, las leyendas de sus miles de dioses, las tradiciones hinduistas, las ofrendas, sus festivales...las distancias en autobús para conectar las diferentes ciudades se te hacen cortísimas con tantos temas candentes.
“Vive como si fueras a morir mañana”, y así se vive en India, al día. El objetivo es comer hoy, rezar hoy y poder hacer mi ofrenda a los dioses. ¿Y mañana?, pues trataremos de sobrevivir de nuevo.
Siempre puedes tener la fortuna de ser vaca en tu próxima vida, animal sagrado y respetado por viandantes y conductores, sea el atasco que sea el que está formando la res. La creencia en la reencarnación es uno de los motivos por el que la mayoría de hindús son vegetarianos y concretamente la reencarnación en insectos es la causante de que no fulminen bichillo alguno.
La montaña rusa te hace traspasar las puertas de un palacio lujoso para comprobar la realidad exterior. Esa realidad que te enseña que nos sobra mucho de lo que tenemos, que necesitamos poco para vivir. Que las miradas limpias y las sonrisas puras existen en cada uno de los niños que te cruzas. Que la felicidad se basa en el hoy. Que las religiones son sagradas en muchas culturas.
Recuerdo con especial cariño las palabras que Andrés, uno de los viajeros habituales en nuestros grupos, nos dedicó durante una cena en Delhi, donde apuntaba: “He aprendido estos días que viajar no solo es recorrer lugares, es también aprender, entender y especialmente saber respetar”.
Prepárate para ver monumentos increíbles, para oler especias únicas, para ver colores sorprendentes.
“Aprende como si fueras a vivir para siempre”, con esa mente abierta he recorrido las calles de sus ciudades, llenas de vida que transmiten seguridad. Con ese espíritu he venerado a dioses hinduistas y he tratado de aprender y respetar su religión. Con la ilusión de un niño he soplado las velas por mi cumpleaños en el palacio de Samode ataviado con sus ropajes tradicionales. He regateado con ímpetu para rebajar unos céntimos en puestos callejeros. He saltado de la mesa buscando liquido alguno que calme el picor de sus platos. He sonreído de emoción al ver la grandeza del Taj Mahal al traspasar la Darwaza, desbordado ante tal maravilla.
India es increíble. Namaste.